Bienvenidos a Entre la Escoba y el Portaligas

Un espacio donde podemos encontrar ese punto medio (raro) que tenemos las mujeres, donde bandeamos entre la bruja mala y la gauchita que deja la escoba justo antes de ponerse el portaligas.

Acá te proponemos encontrar y compartir la verdad de las mujeres. Vamos a hablar, como quien diría, a calzón quitado. Y entre todas vamos a sincerarnos sobre todas esas cosas que los hombres jamás creerían que pueden pasar por nuestras cabezas, y por qué no, por otras partes de nuestro cuerpo.

La idea es que estemos en contacto, que nos cuentes tus experiencias y que compartas las nuestras. Y por qué no, que también nos saquemos la escoba, el portlaigas y la bombacha.

Muchas gracias por visitarnos... y que disfrutes tu estadía en este espacio, el nuestro, el tuyo, EL DE TODAS!

BIENVENIDOS!

17 de febrero de 2009

MACHO MACHO MAN...

Hay algo que siempre digo: me gustaría ser hombre por un día.

Sí, sé que puede resultar extraño escuchar algo así, más cuando la mayoría de la gente elegiría ser invisible o mosquito para meterse un ratito en la vida de los demás; o famoso; o una mina infartante con un buen par de tetas; o un macho de aquellos para poder levantarse a cuanta mina anda dando suelta.

Pero hay una razón para mi pensamiento: ser hombre parece ser la cosa más sencilla del mundo.


Cada vez que me levanto y tengo que lavarme la cara, ponerme crema, maquillarme, peinar el gato que tengo en la cabeza, elegir la ropa que ponerme y la cartera que me combine con los zapatos… me estresa!


El hombre se pone un jean, una camisa y una campera y está bien vestido. Puede ir a trabajar hasta con un buen par de zapatillas cancheras y está bien. Tiene una fiesta y aunque se ponga el mismo traje que usó para su casamiento, nadie lo nota. En cambio nosotras tenemos musculosas, remeras manga corta, manga larga y manga tres cuarto; pantalón, vestido o pollera; campera, tapado, blazer o piloto; bota caña corta, media o larga; zapato, chatita, stiletto o sandalia; tanga, culote o vedetina; corpiño normal, con push-up o con bretes de silicona… ni qué hablar de los accesorios! Collar, gargantilla, pulseras, anillos, relojes, aritos, hebillas, broches, y la mar en coche.


Si sos hombre, tenés el pelo corto y es más que sencillo. Haga frío o calor, haya humedad o una sequía de la hostia, llueva o truene, el pelo es el mismo. En cambio, para nosotras, es una pelea aparte. No hay rulo que se resista a la humedad, no hay pelo lacio que no se electrice con la sequía, no hay mina que no putee un día de lluvia. Y son justamente esos días cuando deseamos raparnos por completo para dejarnos de complicar la vida.


Otra cosa jodida es cuando se te mete la bombacha en el traste, te pica una lola o ni te cuento la que te dije… tenés que hacer maniobras raras o esconderte en cualquier lugar para poder zafar de esa. En cambio, si sos hombre te rascás, te acomodás los amigos o te sacás el calzoncillo en la calle delante de cualquiera Y? Y nada! Como sos hombre tenés todo permitido.


Y uno de los motivos más grandes por lo que quisiera ser hombre es para poder hacer pis de parado… podés mear en cualquier lugar!!! Y encima, encima de todo… no hay que esperar largas colas en el baño de mujeres. Nunca entiendo por qué se tarda tanto en un baño de minas!

Pero bueno, como dice el ying y el yang, en todo lo bueno hay algo malo y en todo lo malo hay algo bueno. Y si hay algo malo de ser hombre, no me quedan dudas que debe ser bancarnos a nosotras, las mujeres! Tarea más que complicada, por lo que, mejor… mejor me quedo como estoy.


Porque como dice el dicho: mejor malo conocido que bueno por conocer!


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