Bienvenidos a Entre la Escoba y el Portaligas

Un espacio donde podemos encontrar ese punto medio (raro) que tenemos las mujeres, donde bandeamos entre la bruja mala y la gauchita que deja la escoba justo antes de ponerse el portaligas.

Acá te proponemos encontrar y compartir la verdad de las mujeres. Vamos a hablar, como quien diría, a calzón quitado. Y entre todas vamos a sincerarnos sobre todas esas cosas que los hombres jamás creerían que pueden pasar por nuestras cabezas, y por qué no, por otras partes de nuestro cuerpo.

La idea es que estemos en contacto, que nos cuentes tus experiencias y que compartas las nuestras. Y por qué no, que también nos saquemos la escoba, el portlaigas y la bombacha.

Muchas gracias por visitarnos... y que disfrutes tu estadía en este espacio, el nuestro, el tuyo, EL DE TODAS!

BIENVENIDOS!

18 de marzo de 2009

YO ME QUIERO CASAR… Y USTED?

Si bien me gustaría casarme con el amor de mi vida (que lo sigo esperando), y hacer una fiesta a mi gusto y piacere, con mucho pito, matraca y carnaval carioca, lo cierto es que odio muchísimas cosas de los casamientos, a los cuales he ido, disfruto, pero como te decía, tienen muchísimas cosas que detesto!


Punto número uno: odio que el novio entre primero a la iglesia, solito, por un costado de la iglesia… o alguien lo vio apenas llega? No! Porque la que entra con todas las pompas en la novia, con su soberano vestido, del brazo de papá, con todas las chusmas comentando el divino u horrendo vestido que eligió para la ocasión. Nadie, jamás, va a comentar el buen corte del traje que eligió Roberto o lo prolijito que estaba peinado… NADIE! Nadie le da ni cinco de pelotas al pobre muchacho que también se las está jugando al entrar a la iglesia y dar el SI ante Dios Todopoderoso.


En segundo lugar, odio tener que esperar en el salón a la llegada de los novios, que previamente se van a sacar fotitos bizarras al Rosedal. Y lo peor de eso, es que empezás a cenar como a las 12 de la noche, cuando vos estás cagándote de hambre desde las 2 de la tarde sin probar bocado, primero para que te quede diviiino el vestido, y segundo, porque te pasaste todo el día en la peluquería entre lavado, tintura, peinado y manos.

Otra cosa que detesto es el vals… ayyyyyy Dios!!! Jamás en mi vida he bailado un vals. Aunque el novio fuese un familiar, o aunque fuese mi mejor amigo, jamás lo bailé. Y no lo pienso bailar. Aunque sea yo la que me case!


Y como para ir finalizando, hay dos rituales que nunca faltan en un casamiento, y que está dirigido para nosotras, las queridas solteras que vemos pasar año tras año los casamientos de nuestras amigas, primas, tías, y que nos hacen sentir cada vez un poquito más solteronas: me refiero al ritual de las ligas y de la tirada del ramo. El primero de los rituales me parece cualquier cosa, no tiene ningún significado, salvo que el novio se da el gusto de tocarle la gamba, aunque sea una vez en su vida, a las amigas o primas de él y de su esposa. Aunque también presenta un sacrificio cuando te toca una tía Telma, de 60 años, con una gamba del tamaño de una foca y una celulitis que para qué te cuento! El segundo ritual, el del ramo, a mi no me va por dos motivos: primero porque tengo que demostrar mi pésima destreza hacia todo lo referido al deporte, por lo tanto, es de cabeza que no atajo el ramo, y segundo, que me parece que quedo como una pelotuda entre medio de todas las histéricas que se te abalanzan como locas para agarrar ese “trofeo” anti-soltería. Así que, si realmente todas esas cosas sirven para dejar la soltería, yo no estoy más que predestinada a quedarme sola toda la vida. Porque si ya ni siquiera salgo de levante, tampoco me mato para atajar un ramo.


Entonces, si sigo así, no me queda más que aguantar y aguantar los casamientos de primos, amigos, conocidos, y tratar de disfrutar de la mejor forma: sentada en la mesa, copita de champagne de por medio y comiéndome un buen pedazo de torta… porque si algo tienen de bueno los casamientos, son las mesas dulces!




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